Desde hace unos cuantos años hemos estado siendo invadidos casi inadvertidamente por la cultura nipona a través de múltiples vías: la internet, el boom del anime, la tecnología, las drogas químicas, y claro está, la influencia que ejercen los diversos valores filosóficos y artísticos de esa milenaria civilización. Las expresiones artísticas como la música y el cine no han escapado de esta influencia. En algunos casos vemos la presencia de esta referencia como una mera actitud snobista y superficial como en la lamentable película Babel. Tal no es el caso de la película Lost In Translation (2003), de Sofia Coppola, una interesante cineasta que se ha interesado en explorar el mundo interior, con especial énfasis en el femenino, quien acertadamente toma a Tokio como un escenario/espacio simbólico efectivo y coherente para el desarrollo de la trama. Dos vidas a la deriva en el insondable abismo de la soledad se encuentran casi inadvertidamente en un lugar tan grande como ajeno para experimentar un contacto sublime desde el exterior hasta el interior de si mismos en una de las relaciones interpersonales más hermosas que he visto. Si te gusta el cine que apuesta más a la sensibilidad que a la grandilocuencia tecnológica, seguramente disfrutarás en un 100% de este filme temperado, elegante e inolvidable. Aquí el soundtrack
>Kevz
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