16/12/09

Los 10 mejores álbumes de la década

En vísperas del fin de esta década que marcó el comienzo de un nuevo siglo, luego de repetidas consultas con su almohada de plumas sintéticas, de abstraerse en sus audífonos de caracol, y regodearse en sus frecuentes arrebatos de reduccionismo naif; nuestro MonoStéreo nos ha dado la lista de lo que considera los 10 mejores álbumes de este decenio:

#10. Untrue (Burial, 2007)
No pocas personas dudaron de la trascendencia del dubstep como subgénero musical, de hecho, su pronta caducidad estaba signada ya en las mentes críticas de los más escépticos. Pero el esquivo y misterioso William Bevan, a.k.a. Burial, supo hacerse un espacio entre los cultores del dubstep, demostrando que éste es un terreno que con un poco de creatividad puede llegar a ser bastante fértil. Con Untrue, Burial nos lleva de la mano por callejones oscuros, donde las verberancias de una urbe nocturna y solitaria engullen las voces que se filtran desde una colección de samples, ajados por el pitch y el vocoder, a la vez que serpentean entre los diversos clicks y chasquidos que marcan el ritmo. Untrue es electrónica sensorial perfecta para escuchar de madrugada y ocupar con mérito nuestro número 10.



#9. Zitilites (Kashmir, 2003)
Gracias a este álbum, Kashmir ganó cuatro Premios Daneses de la Música por 'Mejor Banda Danesa', 'Mejor Album Danés de Rock', 'Mejor Video Danés' por "Rocket Brothers" y Mejor Portada de Disco. Pero el reconocimiento a la calidad de Zitilites fuera de las fronteras de Dinamarca ha tardado en producirse, digamos, a la escala que bien se merece. En él, Kashmir combina con absoluta pericia, el enérgico legado de Pablo Honey (Radiohead), letras abstractas -a veces nostálgicas-, y estructuras melódicas tan hermosas como emocionantes. La voz del vocalista Kasper Eistrup nos conmueve fácilmente pero también nos ayuda a descargar con el Rock'n'roll puro y duro que son capaces de evocar sin ningún tipo de complejo ni pretensión.


#8. Gozo Poderoso (Aterciopelados, 2000)
Después del sensacional Caribe Atómico (1998), lo único que podía esperarse era un discazo como Gozo Poderoso, con el cual Aterciopelados se posicionó definitivamente como la banda de rock latinoamericano más importante. Y nótese que el adjetivo "latinoamericano" lo adoso a su música, precísamente porque este grupo colombiano se ha dedicado a fusionar el rock alternativo con múltiples influencias de la música latinoamericana, en especial la cumbia y el folclore de su tierra natal. A diferencia de muchas bandas de la región, Atercipelados toma muy poco de referencias externas y prefiere nutrirse más de la mirada interna, de la riqueza local que asimilan a la perfección y transmutan hacia una música que apuesta a la universalidad. Andrea Echeverry compuso doce canciones para este álbum, con sus simpáticas y características rimas, siempre fiel a la calidez de la idiosincrasia latina y a la sencillez de lenguaje sin dejar de ser profunda. Un disco que tiene todo lo necesario para garantizar un verdadero gozo poderoso.


#7. Kid A (Radiohead, 2000)
El intento de deslastrarse de posibles estigmas producidos por la conmoción colectiva que suscitó la calidad de Ok Computer (1997) no podía tener mejores resultados, de hecho, no sólo logró su cometido sino mucho más. Aunque al editarse Kid A fueron muchos los fans desconcertados a lo largo y ancho del globo, no fue sino hasta la pronta edición de Amnesiac que la mayoría comprendió de qué venía este asunto de la experimentación de Radiohead, y Kid A fue, entonces, apreciado de forma cabal y su importancia en la evolución musical del grupo ya era más que evidente. Gracias a Kid A el prestigio de Radiohead se elevó muy por encima de eminencias sobrevaluadas como U2. Un disco vanguardista, oscuro y entrañable, toda una referencia para la posteridad.


#6. Silent Shout (The Knife, 2006)
Los hermanos Karin y Olof Dreijer nos sumieron en un profundo trance con esta extraordinaria colección de temas ceñidos a los esquemas del electropop, pero enrarecidos hasta el punto de parecer extraterrestres, misteriosos, con la voz manipulada de Karin (además de Jay-Jay Johanson como invitado en el tema Marble House) entre melodías plásticas y abombadas que, pese al predominio de los ambientes oscuros, desbordan color y texturas diversas. Silent Shout es un disco que debes tener en tu colección.


#5. Third (Portishead, 2008) Diez largos años pasaron para que los de Bristol volvieran al ruedo con nuevo material. Muchísimas fueron las decepciones pues gran parte de su legión de seguidores tenía la expectativa de escuchar nuevas canciones al estilo de Dummy (1994), al estilo trip-hop, esa ingrata clasificación que acuñó la industria, más como suerte de comodín nominal que como reflexión fáctica. Sin embargo, Third, el tercer larga duración de Portishead, significó la confirmación y reafirmación de la grandeza de una banda única en su especie y que está muy lejos de acorralarse a sí misma en un atolladero estilístico. La emoción y la calidad son las mismas, la música sigue teniendo un halo de vejez nostálgica y sombría, de imperfección artesanal, no obstante haber adquirido ciertos matices industriales; y Beth Gibbons, por su lado, sigue helándonos los huesos con su voz de cristal y sus magníficas canciones. En definitiva, aunque suene diferente a sus inicios, Portishead sigue siendo Portishead, es decir, una banda extraordinaria.


#4. Takk... (Sigur Rós, 2005)
Sigur Rós nació grande; desde sus inicios su personalidad musical era nítida y contundente, sabiendo exactamente hacia dónde disparar, sin pérdida de tiempo ni de energía. Más que adulta, esta banda islandesa nació sabia, iluminada. Con el disco Takk... (voz islandesa que significa Gracias), Sigur Rós perfeccionó con malicia el uso de círculos melódicos ascendentes, que no persiguen más que conmover y emocionar hasta la última célula del cuerpo, como bien pretenden muchos compositores de bandas sonoras cinematográficas. Mantenerse ecuánime e indiferente ante temas como Glósoli o Hoppípolla es simplemente imposible. Tanta belleza produce cosquillas en la piel... y ante tanta emoción, no nos queda más que decir takk...


#3. Vespertine (Björk, 2001)
Luego de ese brillante monstruo desgarrador y maquinal que fue Homogenic (1997), nuestra islandesa preferida nos deleitó con una obra cuyos altísimos logros estéticos difícilmente podrían ser superados, ni siquiera por su misma autora. En Vespertine, Björk elaboró verdaderas gemas musicales, exhibiendo a sus anchas su femineidad a flor de piel, con canciones hermosas, cada una integrada a una filigrana sonora, táctil y cromática, tan delicada que el sólo acto de escucharla supone un embelesamiento total. ¿Qué más se puede agregar que no se haya dicho antes? Decir más es llover sobre mojado, pero si eres nuevo en estas lides y aún no has escuchado este álbum, ahora es el momento.


#2. Happiness (Sébastien Schuller, 2005)
Menos conocido por las masas es el francés Sébastien Schuller (aunque en este blog lo hayamos laureado más de una vez), sin embargo, su debut Happiness, obligatoriamente debía estar en esta lista. Happiness es una inolvidable colección de temas donde Schuller nos regala su frágil voz en canciones demoledoras como Weeping Willow o Tears Coming Home, alternadas con piezas instrumentales de gran delicadeza como Wolf o Edward's Hand. Ocurrencia provocadora, sin duda, haber titulado "Happiness" un álbum que en realidad desborda melancolía en cada nota de sus transparentes melodías, en cada textura de sus inquietantes atmósferas; nostalgia en cada capa de sonido superpuesta que amplía progresivamente un horizonte pastoral, de cara al viento que viene del pecho, donde el llanto se mimetiza en la lluvia y el sol puede brillar bajo los párpados. Se intuye una sentencia: ante tanta melancolía siempre hay un atisbo de esperanza.


#1. Neon Golden (The Notwist, 2003)
Aunque está de último en la configuración de este ranking anodino, en realidad es el primero, no porque nos guste intrigar sino porque somos fieles al tradicional principio de "dejar lo mejor para el final". Neon Golden es un álbum redondo, compacto y hermoso, perfectamente confeccionado para remover sentimientos, sacudir tu cabeza y quitarte el sombrero en señal de respeto. Ningún track está de sobra y saltarse alguno sería un crimen. Los hermanos Markus y Michael Acher junto a Martin Gretschmann (a.k.a. Console), poco a poco fueron conduciendo a The Notwist hacia terrenos cada vez más híbridos, pasando del rock alternativo hacia el avant-garde, hasta que finalmente trajeron a la luz a Neon Golden, una verdadera joya pop-rock absolutamente distintiva y elegante que sentó las bases definitivas de ese subgénero comúnmente conocido como indietrónica. Melódica y rítmicamente intrincado, Neon Golden se construye a partir de elementos acústicos y electrónicos, creando imágenes y atmósferas etéreas sólo apreciables en el estado de introspección que genera cada composición en torno a la voz melancólica de Markus, guardando un equilibrio perfecto entre lo orgánico y lo cerebral. No debe faltar en tu repertorio.


Si estás en desacuerdo con uno o más de estos postulados, podrías darnos tu propia lista para enriquecer este viaje.

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15/12/09

Ni mars ni mai...

No se trata de la insufrible Avril Lavigne, ni mucho menos de la amiga reportera de las Tortugas Ninja. Se trata de Fred Avril, un músico francés autosuficiente, de esos que (como Trent Reznor de NIN) se bastan y sobran para hacer música por sí mismos. Se dice que sus presentaciones en vivo pueden llegar a ser violentas e incendiarias, al mejor estilo rock'n'rolero (...)

Su propuesta se nutre tanto del rock alternativo como de la electrónica, aunque quizá se inclina un poco más hacia la segunda. Avril crea composiciones electropop que pueden ir desde la calma del downtempo más sutil hasta la estridencia del rock industrial y el electropunk. Su debut fue con el álbum That Horse Must Be Starving (02), seguido por Members Only (04), dos excelentes trabajos llenos de energía y variedad que resultan muy entretenidos. Altamente recomendables.





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3/12/09

Desconectados

Al dúo alemán Funkstörung lo recomendamos hace bastante tiempo con su álbum Appetite for Distruction, y ahora lo hacemos con Disconnected (2004), un trabajo que significó la desconexión parcial del estilo cultivado desde sus inicios, por allá en el '96, en tanto que incorpora vocalizaciones (de invitados como el cantautor Enik, Lou Rhodes y Tes), elementos del hip hop e incluso algo de ¿pop?, haciendo un poco más accesible su música, hasta entonces, abstracta y maquinal, por la cual se le comparó a menudo con Autechre y similares. Con su desconexión de la más estricta IDM, era más amplio el horizonte que se le abría de cara al futuro, pero lamentablemente, Funkstörung se desintegró en el 2006 "por diferencias técnicas y personales"... ♫Todo tiene su final♫ como nos decía el cantante de los cantantes Héctor Lavoe, pero al menos nos queda una excelente discografía para disfrutar a través de los años, porque si de algo podemos estar seguros, es de la ausencia de caducidad en este tipo de música.

Ilustro estas líneas con el excelente video-clip del tema que le da nombre al álbum, con Enik en la voz.




Funkstörung.com
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[ Pass: tripoptico ]
·:K3V:·
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