Imagina a una adolescente de familia religiosa afincada en un pequeño pueblo estadounidense, entre Boston y Cape Cod, que se gradúa en "Composición Tradicional para Música Orquestal" en el prestigioso Berklee College of Music de Boston, para luego mudarse al infame y ultrabohemio Chelsea Hotel de Nueva York, donde vive entre tocar el piano para Tennessee Williams y grabar música de fondo para películas gay porno.
Imagina que esa chica después tiene la oportunidad de interpretar el papel de Janis Joplin en el musical de Broadway llamado Rock 'n Roll: The First 5000 years, donde es descubierta por Tony DeFries, el manager de David Bowie e Iggy Pop, quien la apoya para grabar material propio con el sello Elektra. Imagina que después de meses de trabajo, la joven llega a tener dos álbumes terminados, pero la discográfica se resiste a lanzarlos porque no suenan ni remotamente parecidos a Madonna o Cindy Lauper, las obsesiones del momento. Decepcionada por la incomprensión norteamericana, pero incólume en su voluntad musical, se muda a Londres donde finalmente es considerado su inusual talento. Esa chica es Sandy Dillon, una de las figuras más interesantes de los últimos años, creadora de un sonido que ella describe como "jazz-punk western blues", producto de una visión vanguardista ante la cual permanece fiel.
En su álbum debut Electric Chair (1999), Sandy Dillon toca la armónica, el órgano y el piano, al tiempo que demuestra ser dueña de una áspera voz capaz de transmitir una intensa nostalgia en cada una de sus inflexiones; de desplegar una extensa gama de sensaciones dérmicas con cada sílaba final apenas audible, pero que intuimos por su aliento. Su interpretación agridulce que por momentos recuerda la de Tom Waits, bulle sobre ritmos de percusiones a veces extraviados en los laberintos de la psicodelia, pero siempre ajustados a las atmósferas blues de sus composiciones, si bien extravagantes, naturalmente sofisticadas.
Puede que sea una artista algo marginada por el mercado y desconocida por las masas, pero que siga siendo así no nos molesta en absoluto, de hecho, se lo agradecemos con la mano en el pecho. Luego de Electric Chair, editó East Overshoe (2000), seguido de Nobody's Sweetheart (2004), Pull The Strings (2006) y Living In Dreams (2008). Complemento estas líneas con el video de Over My Head, del álbum Pull The Strings. Pura energía.
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Imagina que esa chica después tiene la oportunidad de interpretar el papel de Janis Joplin en el musical de Broadway llamado Rock 'n Roll: The First 5000 years, donde es descubierta por Tony DeFries, el manager de David Bowie e Iggy Pop, quien la apoya para grabar material propio con el sello Elektra. Imagina que después de meses de trabajo, la joven llega a tener dos álbumes terminados, pero la discográfica se resiste a lanzarlos porque no suenan ni remotamente parecidos a Madonna o Cindy Lauper, las obsesiones del momento. Decepcionada por la incomprensión norteamericana, pero incólume en su voluntad musical, se muda a Londres donde finalmente es considerado su inusual talento. Esa chica es Sandy Dillon, una de las figuras más interesantes de los últimos años, creadora de un sonido que ella describe como "jazz-punk western blues", producto de una visión vanguardista ante la cual permanece fiel.
En su álbum debut Electric Chair (1999), Sandy Dillon toca la armónica, el órgano y el piano, al tiempo que demuestra ser dueña de una áspera voz capaz de transmitir una intensa nostalgia en cada una de sus inflexiones; de desplegar una extensa gama de sensaciones dérmicas con cada sílaba final apenas audible, pero que intuimos por su aliento. Su interpretación agridulce que por momentos recuerda la de Tom Waits, bulle sobre ritmos de percusiones a veces extraviados en los laberintos de la psicodelia, pero siempre ajustados a las atmósferas blues de sus composiciones, si bien extravagantes, naturalmente sofisticadas.
Puede que sea una artista algo marginada por el mercado y desconocida por las masas, pero que siga siendo así no nos molesta en absoluto, de hecho, se lo agradecemos con la mano en el pecho. Luego de Electric Chair, editó East Overshoe (2000), seguido de Nobody's Sweetheart (2004), Pull The Strings (2006) y Living In Dreams (2008). Complemento estas líneas con el video de Over My Head, del álbum Pull The Strings. Pura energía.
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4 comentarios:
No la conocía, y al principio me sonó a Kate Bush, pero con otro brillo. Electric Chair fue lo que descargué y aún necesito tiempo para digerirlo. No se francamente si me ha gustado o no. Es algo extraño, una sensación que no tenía desde hace algún tiempo. Es quizá esa voz agria la que me hace seguir escuchando, pero me repele al mismo tiempo. RAro, muy raro.
abrazo, gracias por compartir!
zoomo
jajaja qué gracioso que su voz te atraiga y te repela al mismo tiempo! Es verdad que su voz áspera y agria es difícil de digerir... es muy opuesta a lo que la mayoría de las personas preferimos escuchar como primera opción. Parece una ebria cantando de madrugada en un cabaret de mala muerte. Pero, a pesar de eso, me encanta. No sé, me transmite mucha energía, como cuando escucho a Janis Joplin o a Tom Waits, aunque se parezca más al estilo de este último. No sé explicarlo, simplemente me gusta, y si es con una copa de vino en la mano, mejor! jajaja
Te recomiendo el Pull the Strings... es mucho más experimental (y teatral)... Y el que recomendé luego en colaboración con Hector Zazou: "Las Vegas is cursed", electrónico, bieeen interesante...
Gracias por el feedback :)
Un abrazo
K3V
listo, estoy por el Pull the Strings. Estoy en sequìa my fren! no se me ocurre què diablos subir!!!!!
zoomo
Lo que quieras my friend... hacen falta tus aportes de color (los míos suelen ser muy grises...)
:)
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