Desde el Norte de Edimburgo, Reino Unido, el diseñador gráfico Graham Richardson se viene con su proyecto musical titulado Last Days, fuertemente influido por la frialdad y oscuridad del clima de esas latitudes, amén de sus profundas ideas y sentimientos traducidos en atmósferas minimalistas, donde el piano, sonidos de campo y ruidos digitales confabulan para sumirnos en una especie de letargo consciente, un estado de instrospección de cara a la soledad como condición inmanente e ineludible de la naturaleza humana. En su disco These Places Are Now Ruins (2007), Richardson nos devela paisajes desolados, únicamente habitados por quien lo contempla lleno de sensaciones encontradas, de decepciones, animado por la esperanza vaga que se gesta en la distancia, pero extraviado en la futilidad de intentar reclamar memorias perdidas.
En The Safety Of The North (2009), estos sentimientos son nuevamente evocados a través de hipnóticas atmósferas shoegaze de frío cromatismo, de díadas de guitarra que marcan el ritmo entre líneas de sinthes lo-fi, y de la incorporación de una emotiva voz femenina que parece arruyarnos con su frágil canto en May Your Days Be Gold. La voz de una niña también aparece en algunos tracks, como venida de algún lugar austral, trayendo recuerdos difusos, dibujando imágenes con sus palabras, completando el paisaje con habitantes inmateriales. En este tibio nicho de texturas y emociones que Richardson crea para nuestro cobijo, el Norte deviene en símbolo, metáfora de ese no-lugar elevado y solitario al que es preciso subir para el reencuentro del sí mismo.
En The Safety Of The North (2009), estos sentimientos son nuevamente evocados a través de hipnóticas atmósferas shoegaze de frío cromatismo, de díadas de guitarra que marcan el ritmo entre líneas de sinthes lo-fi, y de la incorporación de una emotiva voz femenina que parece arruyarnos con su frágil canto en May Your Days Be Gold. La voz de una niña también aparece en algunos tracks, como venida de algún lugar austral, trayendo recuerdos difusos, dibujando imágenes con sus palabras, completando el paisaje con habitantes inmateriales. En este tibio nicho de texturas y emociones que Richardson crea para nuestro cobijo, el Norte deviene en símbolo, metáfora de ese no-lugar elevado y solitario al que es preciso subir para el reencuentro del sí mismo.
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2 comentarios:
me gusto mucho este ultimo post! ideal para un dia sentimental ...
Oh sí! 100% tumbador... hay que tener cuidado :)
Saludos
K3V
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