Así se titula la obra del cineasta surcoreano Kim Ki-duk, filmada en el 2003, la cual gira en torno a las pasiones y la vulnerabilidad humana ante ellas. A través de diálogos casi inexistentes, una impecable fotografía y una impresionante puesta en escena, el director realiza un poético esbozo de los ciclos naturales del nacimiento y la muerte como una transformación infinita. Quizá a quienes hayan leído el Tao te chin, las imágenes y analogías que se presentan en esta película les sean familiares y completamente ilustrativas sobre el contenido a veces abstracto de esa filosofía oriental que, valga acotar, tiene vigencia y aplicación universal. Sin duda, esta es una película para recordar y admirar.
3 comentarios:
como siempre, triste es saber que no podre verla aún. habra que esperar un tiempo. pero igual, siempre guardo tus recomendaciones en mente para que el dia menos esperado las pueda ver. gracias de nuevo!!!
bien, podrè decirte que èsta pelìcula nos ha fascinado... como bien has dicho la fotografìa es hermosa y las metàforas de la vida cambiante al cruzar en el umbral de esas puertas sin muros fue emotiva. fue un descanso visual y mental. èsta ya està dentro de mis favoritas. gracias de nuevo amigo!!
Hey Zoomo, no cabe duda, visualmente es soberbia y el argumento es toda una lección de vida. Por eso adoro esta peli... es difícil quedar indiferente.
Saludos! :)
K3V
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