Explorando en las Altas Tierras de Boards of Canada

Duales. Enigmáticos. Polémicos. Tan reales que pueden ser casi imperceptibles y a la vez ampliamente reconocidos. Boards of Canada es uno de esos proyectos que logra generar un halo de reconocimiento a través de un hecho tan simple como la confusión, alejándose por completo de cualquier forma de promoción, refugiados en algun paraje de la lejana Escocia, su tierra de origen, permitiendo que sea la vox populi quien se encargue de decir lo que se quiera de su existencia, logrando con ello catapultar su fama y generar ese halo casi mítico que se ha creado en torno a su genialmente misteriosa y esquiva existencia en el mundo de la música.

Los hermanos Michael y Marcus Sandinson, en la misma tónica de los entrañables amigos De Homen-Cristo y Bangaltier (para el público, Daft Punk), las hermanas Casady (mejor conocidas como las CocoRosie) o los esposos-amigos-cualquieraquesealarelación de Ben Watts y Tracey Thorne (para el público, los Everything But the Girl), hacen un uso ambiguo de su vínculo familiar y/o afectivo, para estar en boca de todos. Renuentes absolutos a las giras de conciertos, alejados de cualquier forma de difusión de su música y completamente herméticos en su privacidad (a pesar de que vienen haciendo música formalmente desde comienzos de los 90, solo fue en el año 2005 cuando decidieron revelar su lazo sanguíneo, el cual decidieron mantener oculto precisamente en función de no ser encasillados en esa categoría de dúos músico-filiales). No obstante, ha sido esa condición de mentes brillantes escondidas en un duro caparazón la que los ha catapultado como uno de los proyectos de música electrónica más innovadores de los últimos tiempos. Su estilo musical, la concepción de su música y su misma aura de misterio y reserva que los lleva a estar alejados de lo mediático los ha convertido en inusuales estrellas de culto, de los cuales se ha especulado una intención oculta de difundir mensajes subliminales tanto en su concepto gráfico, una oda visual a la imaginación ilimitada, como en sus canciones, cargadas de sonidos que se mueven ágilmente entre lo oscuro y lo psicodélico, entre ambientes densos y universos etéreos, entre ruidos irreconocibles, voces que hablan insistentemente de cualquier cosa y sonidos extraídos de la naturaleza, que logran transportar la mente a parajes paralelos, a terrenos inexplorados en los cuales es únicamente el singular color de sus melodías lo que se necesita para mantener el enajenamiento onírico.

Los músicos y cantantes contemporáneos son amigos inseparables de los medios masivos, de los cuales dependen casi todo el tiempo con el fin de difundir su actividad a través de ellos; Boards of Canada no solo se aleja de este esquema, sino que lo coloca en un nuevo nivel: el de ser grandes estrellas ocultas y reacias al mass media, de las cuales todo se puede decir, pero nada confirmar. De las cuales se generan cantidades de mitos urbanos, de las cuales no se puede saber que sea cierto y que no. De aquellos que generan opiniones encontradas, pero nunca pasan desapercibidos. Son ambos una construcción, un imaginario que se reafirma en la autenticidad y el eclecticismo de sus canciones, IDM para algunos, Trip-Hop para otros, Hip-Hop Abstracto para otros más... desde su perspectiva, simplemente es música.

Aquí está entonces la abstracta amplitud del universo de Boards of Canada, mostrando en una de sus pocas apariciones en vivo, del año 1999, su sorprendente capacidad para crear espacios envolventes en los cuales la ficción y la realidad pierden significado, lo único que cuenta es estar en la Alta Tierra de los hermanos Sandinson. Enjoy.