Una Reina experimentalista

Yvonne Cornelius, hija de un alemán y una venezolana, se hace llamar Niobe, como la Reina de Tebas, una de las figuras más trágicas de la mitología griega quien presenció el asesinato por venganza de sus 14 hijos, tras lo cual, dice el mito, sus ojos vertieron tantas lágrimas que dieron orígen a un manantial. El manantial de nuestra Niobe, la del Siglo XXI, es netamente musical y su naciente no está en sus lacrimales sino en su propia genialidad que ha sabido sacar provecho de la herencia sincrética que fluye por sus venas. Así, Niobe entra en la escena musical con una propuesta que brilla por su extrañeza, mezclando la expresividad de los sonidos acústicos y concretos tanto en su estado más virginal como también macerados por una electrónica cerebral, minimalista y orgánica, que junto a su peculiar voz, es capaz de crear atmósferas realmente inquietantes pero difíciles de digerir para quien no esté familiarizado con la música experimental contemporánea. Lo de esta hermosa mujer es un folk excéntrico, abstracto y lunático, que por momentos, pareciera ser la música incidental de escenas surrealistas y alucinadas. Muy recomendables sus álbumes Tse Tse (2003), Voodolooba (2004) y los más accesibles, White Hats (2006) y su más reciente Black Bird's Echo (2009).

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