Jan Svankmajer, genio y referencia del stop-motion, creó la versión donde su protagonista se transforma en el Dr. Fausto luego de encontrar una copia quemada de la obra teatral en un misterioso lugar. Una película interesantísima por su mezcla de actuación con animación (de la más diversa, desde madera hasta arcilla), creando metamorfósis de objetos o bien utilizando marionetas a escala humana. Fascinante resulta el hecho que las "extraescenas" (sonidos, la vida que está más allá del escenario y que forman parte de la vida dentro de la obra) no se oculten sino se muestren fielmente. La obra en apariencia es inconexa, surrealista, absurda y perturbadora, sin embargo retoma el argumento y lo hace suyo, generando situaciones imprevistas y fascinantes. Una obra -de culto, a mi gusto-, que muestra nuevamente la genialidad de éste cineasta, animador Checo.
Abría que leer, por supuesto, Fausto de Goethe.
zoomo
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